La trampa de la profesión pasional

La trampa de la profesión pasional

La pasión es un encuentro tan fuerte que no se puede cuestionar.
Trabajar para mi pasión es un lujo del que disfruto desde hace más de 20 años.

Hoy tengo lo que todo plegador sueña: cientos de libros al alcance de la mano, miles de papeles de todo tipo, tamaño y textura en abundancia, gratuitos y disponibles de inmediato, esquemas exclusivos e inéditos que plegar mucho antes que nadie para futuros libros, contactos privilegiados con autores, la mayoría de ellos amigos, y la organización de importantes congresos que me llevan de viaje. Además de todo esto, tengo el lujo de gestionar mi tiempo, elegir mis proyectos, puedo trabajar desde casa o desde cualquier parte del mundo. Ventajas que millones de personas me envidiarían.

Pero este lujo de un trabajo apasionante tiene un precio, y hay que pagarlo.

¿Recoger a los niños del colegio para una cita médica? No hay problema, trabajaré dos horas más por la tarde. ¿Para qué sentarme en el sofá diez minutos antes de comer? Aún tengo tiempo de releer una página o responder a una pregunta de una carpeta. El tiempo libre del fin de semana ya no existe, es tiempo perdido, desperdiciado. Porque existe el imperativo de cobrar el sueldo, pagar a los empleados, encontrar nuevas ideas, iniciar un nuevo proyecto de libro, descubrir nuevos papeles, probar otro diagrama y abandonar la propia carrera artística en beneficio de los demás. Sin esto, es imposible pagar las facturas.
La más mínima interrupción conlleva arrepentimiento, culpabilidad, estrés... todo ello sabiendo que esta devoción que todo lo consume no es sana. Cuando la pasión se agota, basta con un nuevo autor, un nuevo modelo, y todo vuelve a empezar.

La trampa de la pasión artesanal se ha cerrado. ¿Merece la pena? ¿Qué sentido tiene ser testarudo?

Lo que siento más profundamente: no pedí nada, simplemente me cayó en el regazo.
Tenía una carrera como psiquiatra todo trazado ... Y entonces todo se alineó al mismo tiempo: mis habilidades con el origami, mi primera página web que atrae muchas carpetas, mis libros que tienen éxito, invitaciones por todo el mundo... Era más que una señal del destino, era casi una convocatoria mística, una llamada. Parecía tan improbable que todo esto me sucediera sin que yo lo pidiera, que me hiciera tan famoso, que recibiera tanto reconocimiento; era como si sellara un pacto conmigo mismo para dedicarme al origami para siempre.

A veces sueño con encontrar un sustituto que me libere de esta carga, para poder seguir con mi vida. ¿Existe? Y sobre todo si ocurre, ¿qué haré con esta nueva libertad?

Y de repente, un autor extraordinario llama a mi puerta. Percibo su talento, su energía, lo que está dispuesto a ofrecer al mundo. ¿Abro la puerta? ¿No abro? Me siento como el portero.

Así que vuelvo a abrir, cueste lo que cueste, porque ya no es la pasión ni la necesidad de reconocimiento lo que me mueve. Estoy al servicio de un camino, el del Origami.

Nicolas TERRY

18-05-2023